Eleonora Maler

MARATÓN LITERARIO: ‘EL MAPA DE LAS VIUDAS’

El miércoles 23 de abril, a las 14.00 horas, están invitados a la Casa del Libro de la calle Fuencarral 119 (Metro Bilbao, Madrid) a un maratón literario en el que tendré el honor de participar con El mapa de las viudas.
Esta vez me acompañarán dos excelentes actrices que leerán algunos pasajes de la novela y le pondrán voz a Eleonora Maler, la protagonista.
Ellas son:

Inma Cuevas, Premio Unión de Actores a Mejor Actriz Secundaria de Teatro 2014 por Cerda, obra escrita y dirigida por Juan Mairena.
Algunos de sus trabajos en teatro han sido: MBIG (Macbeth International Group), dirigida por José Martret en La Pensión de las Pulgas; True West de Sam Shepard, dirigida por José Carlos Plaza; La nieta del dictador de David Desola y dirigida por Roberto Cerdá, entre otras. El 8 de mayo estrena Constelaciones, una obra de Nick Payne, en sala Kubik Fabrik junto a Fran Calvo dirigidos por Fernando Soto.
En cine y televisión ha participado en: Lo contrario al amor de Vicente Villanueva; Al final del camino de Roberto Santiago o en programas como Galerías Velvet o La señora.
y

Ana Bettschen, integrante de la compañía Impromptus Investigación Teatral y profesora de técnicas de improvisación e interpretación en Laboratorio de Teatro William Layton.
En teatro ha trabajado en Romeo y Julieta de William Shakespeare dirigida por Francisco Vidal; Impromptus Op. 90 y Opus 91 ambas bajo la dirección de José Juan Rodríguez. Asimismo, ha participado en ha participado en Delirio, El príncipe y la corista, Heridas, Mujeres en la cornisa y Levante y ha estado dirigida por Antonio Llopis, Adolfo Simón y Carmen Losa.
En cine ha trabajado a las órdenes de Jordi Costa en Piccolo Grande Amore y La lava en los labios.

EL MAPA DE LAS VIUDAS EN ‘DIARIO SIGLO XXI’

Foto by Sandra Brun

 Por Herme Cerezo (Valencia)

A finales del verano de 1960, una serie de asesinatos en la ciudad de Stralsund, al norte de la República Democrática Alemana, agudizan la locura de Eleonora Maler. En ella conviven dos existencias paralelas: la mujer que fue hasta terminar la guerra y la personalidad que se originó una trágica noche de 1945. Pero ambas —la cuerda y la enajenada— son una, comparten el mismo cuerpo y viven una vida común, acompañadas de una niña que arrastra su propia desdicha. En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund. En esta atmósfera asfixiante es en la que Daniel Dimeco teje su nueva novela, El mapa de las viudas, editada por Algaida, con la que acaba de ganar el XVI Premio Ciudad de Badajoz de Novela.
Daniel, enhorabuena por el premio, ¿en tu caso por qué resulta especialmente importante haber ganado el XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz?
En un autor de mi situación actual, lo más importante es que un premio como este te vuelve más visible, te brinda la posibilidad de abrirte un hueco y permite que la novela se lea mucho más, que es lo importante. El resto de ventajas que te ofrece el premio, dinero incluido, también es bienvenido.
En esto de ganar premios, influye la casualidad, la suerte…
Creo que sí, todo influye. Cuando termino una obra de teatro o una novela empiezo a enviarla a premios literarios. Psicológicamente me olvido de ella y, rápidamente, comienzo a escribir otra.
Eres dramaturgo, novelista, profesor de talleres literarios, ¿qué significa para ti la escritura?
No puedo imaginar mi vida sin la escritura. Lo hago desde siempre y como profesión desde hace diez años. Recuerdo que cuando era adolescente, mi vida consistía en inventar historias y personajes, relacionándolos entre sí. Sin embargo raramente las pasaba al papel salvo si consideraba que podían constituir un cuento.
 

Foto by Herme Cerezo

Por cierto, como también le ocurre a otros escritores, apenas queda huella de tu origen argentino en esta novela, ¿a qué se debe eso?

 

Llevo en España entre diez y once años, pero antes viví en Dinamarca y Francia. Con ello quiero decir que llevo muchos años viviendo fuera de Argentina. Además, mi mujer y mis amigos, mayoritariamente, son españoles y todo eso ha influido en que haya ido perdiendo el acento.

¿Cómo nació la idea de escribir esta novela?
Surge de una casualidad, de una anécdota familiar. Hace tres veranos fui a Argentina y mi madre me contó que enfrente de su casa vivía una pareja de médicos que atendían en su consulta pero que nunca recibían visitas en su casa. Jamás supimos qué ocurría en el seno de aquella familia y eso me produjo una gran curiosidad, tanta que decidí averiguarlo a través de esta novela.
El mapa de las viudas, ¿por qué este título?
Cuando comencé a escribirla se llamaba de otro modo, pero cuando surgió una situación concreta en la novela me gustó más este título. El motivo se explica al final del libro y prefiero no revelarlo y que lo descubran los lectores.
La novela tiene toques negros, cierta claustrofobia, algunos asesinatos ¿te atreves a etiquetarla?
Mientras escribo, el género es lo que menos me importa, pero luego me interesa porque me preguntan sobre ello y algo tengo que decir. La verdad es que tiene mucho de novela psicológica y, como hay varios asesinatos, producto de las tensiones que se vivían entonces en la RDA, bordea el género negro.
¿Este relato sólo podría emplazarse en la RDA?
No, si hubiera escogido algún pueblo de la España de la Dictadura también hubiera servido. Necesitaba un lugar en el que existiese un gran silencio provocado por la represión, en el que ocurriesen cosas muy graves que nadie comenta por la situación política existente. En Argentina no podía ubicarla porque de la dictadura no se podía hablar en la calle, pero en casa, en familia, sí que era posible. En la RDA en ninguno de los dos espacios, calle o casa, se hablaba porque desconocían dónde estaba el espía.
Esta atmósfera tan asfixiante para los personajes parece ser que no es la primera vez que la tratas, ya que lo has hecho en obras anteriores, ¿qué te interesa de ella?
 

Me interesa arrinconar a los personajes, escarbar en lo que ellos no dicen a primera vista y tratar de llevarlos a una situación límite. Es algo que me divierte. Tal vez aquí se encuentre mi parte malévola, pero es con lo que más disfruto a la hora de escribir. Contar historias maravillosas no me atrae.

 

¿Y cómo se las ingenia un escritor para introducirse en la mente de una mujer trastornada? Y, sobre todo, ¿cómo te encuentras después de la experiencia?

Me encuentro fatal [Risas]. He ido reponiéndome poco a poco. Supongo que el teatro influye en mi forma de trabajar. Me concentro mucho en el personaje y en la situación que atraviesa. Para conseguirlo utilizo el sofá de mi casa, allí cierro los ojos y trato de introducirme en el interior del personaje. Luego intento aproximarme a su realidad. Unas veces lo consigo más y otras menos. Evidentemente, meterse en la mente de una mujer loca ofrece sus propias peculiaridades y he de nadar en el sufrimiento o en la felicidad del personaje. Cuesta, pero me gusta, resulta duro y agradable a la vez.
La obsesión de la protagonista por los murciélagos, ¿qué significa a nivel simbólico?
Tiene una parte simbólica muy importante. Trabajé los murciélagos pensando que eran un símil de la Stasi, la policía de la RDA, un parangón del excesivo control que existía entonces, aquellos miles de ojos que todo lo observaban y veían. Por supuesto, la llegada casi diaria de los murciélagos a su casa, en coincidencia con el coche que cada madrugada aparca a su puerta, retrotrae a Eleonora al trauma que sufrió en 1945.
En la novela aparece un matrimonio, el del médico y su mujer, que mantiene una relación compleja, donde ella condiciona los actos de su marido y le traza el camino a seguir.
Como decía antes, esta es la relación que dio pie a la escritura de la novela. Ella lleva la voz cantante en la relación y domina a su marido. Me interesaba mucho el contraste entre los dos, teniendo en cuenta que los médicos, en aquella época, eran personajes muy respetados y este tipo es un pusilánime. Pero lo más importante es lo que no se ve, lo que esconden y su actitud hacia los demás, que tampoco es muy habitual.
Trabant (coche fabricado en la RDA)

 ¿La vigilancia tan estricta de la Stasi era el equivalente a las cámaras de televisión que hoy encontramos en la calle, otra versión del Gran Hermano?

Sí, exacto. Ellos solían pasar muchas horas sentados en el coche, de hecho se dormían mientras trabajaban. Investigar la vida de la gente en un barrio, además de algún suceso interesante, incluye mucho aburrimiento. Pero el problema radicaba en que eran tantos los vigilantes que no se sabía muy bien quién pertenecía al cuerpo y quién no. Con semejante aparato era muy difícil que ocurriesen cosas sin que el estado se enterase.
Tras la caída del muro, ¿los archivos de la Stasi se destruyeron o siguen activos?
Tras la caída del régimen los archivos se abrieron y se permitió el acceso a investigadores y a las propias familias, porque hubo gente a la que le había ocurrido algo y, a pesar de las sospechas, no había constancia oficial de ello. Muchas personas, al consultarlos, descubrieron que su vida estaba completamente escrita en aquellos ficheros.
¿Podemos colegir que, debajo de la novela, subyace el miedo?
Sin duda. El miedo es como una especie de plasma que hay debajo y sobre lo que se sustenta toda la estructura de la obra. Nada de lo que ocurre en la novela sucedería del mismo modo sin ese miedo. Se necesitaba que la gente no hablase porque si contaba cosas, el secreto desaparecía y en la RDA se mantenían esos secretos gracias al miedo. Si alguien hubiera abierto la boca, las consecuencias hubieran podido ser devastadoras.
La última, ¿por dónde se moverá tu próximo proyecto literario?
Estoy preparando una novela, menos negra que esta, y más contemporánea, pero se encuentra en sus primeros trazos, con lo que no puedo adelantar mucho al respecto.

LOS MIEDOS DE ELEONORA MALER (elEconomista.es)

Stralsund, Pomerania
elEconomista.es
Santiago de Compostela, 2 jun (EFE)

El escritor argentino Daniel Dimeco se adentra en la atmósfera de la República Democrática Alemana en su nueva novela El mapa de las viudas, ambientada en la ciudad costera de Stralsund y cuyos protagonistas son personas “perseguidas por los fantasmas de su pasado”.

 
Así lo ha explicado el autor en una entrevista con Efe en Santiago de Compostela, donde se haya con motivo de la promoción de su libro, publicado por la editorial Algaida y ganador de la XVI edición del Premio de Novela Ciudad de Badajoz.
 
La trama de la novela comienza en una noche de verano de 1960, cuando, a raíz de unos asesinatos, aumenta y llega a un extremo insostenible la locura de la protagonista, Eleonora Maler, desencadenando situaciones que van a ayudar a desvelar oscuros secretos escondidos hasta ese momento.
 
En el asfixiante ambiente de esta pequeña ciudad, donde la Stasi, Ministerio de Seguridad del Estado, lo controla todo, Eleonora “tendrá que enfrentarse a sus propios miedos”, explica el escritor argentino.
 
Asimismo hizo referencia a la gran labor de documentación que tuvo que llevar a cabo para escribir la novela. “Me empapé de la historia de la Alemania Oriental de después de la Segunda Guerra Mundial”, pero dijo que es algo que hace con “muchísimo placer, ya que me gusta de siempre la historia”.
 
Daniel Dimeco
en Santiago de Compostela

 

Graduado en Ciencias Políticas, el escritor y dramaturgo Daniel Dimeco ha ganado diversos premios en ambos ámbitos, como el Premio Fray Luis de León por su novela La desesperación silenciosa, o el Premio Antonio Buero Vallejo con la obra teatral La mano de Janós.
 
“Considero que los premios son básicamente incentivos y que son fundamentales a la hora de publicar tal como está el mundo editorial”, opinó el autor.
 
También expresó su parecer acerca de la situación literaria actual, que resumió en que “la edición no esta en su mejor momento, la crisis afecta, pero soy partidario de que pone las cosas en su sitio y probablemente pinche la burbuja literaria”.
 
Dimeco declaró que en estos momentos ya tiene forma su próximo proyecto literario, una novela de la que no quiso desvelar nada, tan solo que no será “tan agobiante como la anterior”.
 

LA OPINIÓN DE ‘DE TINTA EN VENA’ SOBRE "EL MAPA DE LAS VIUDAS"

detintaenvena.blogspot.com
Una de las reseñas más impresionantes que han hecho sobre El mapa de las viudas (Algaida). Aquí dejo algunos pasajes y el enlace de De tinta en vena para quien quiera leerla al completo.
Si tuviera que definir esta novela sin duda lo dejaría en un escueto valiente. Y es que en los tiempos que corren, con un iva por las nubes y nuestros bolsillos cada vez más vilipendiados, tomar la decisión de comprar un libro se convierte casi en una cuestión de Estado, me refiero al familiar claro, porque a tan altas esferas no llegan asuntos tan nimios. Pensaréis que me he vuelto loca, pero no, digo que es una novela valiente, porque no creo que sea nada comercial, no es una historia para leer en la piscina, el autobús o en una salita de espera, es LITERATURA, sí, en mayúsculas, de esa que cada vez nos da más pereza leer porque requiere un esfuerzo extra.
Admiro a Daniel Dimeco, un perfecto desconocido para mí aunque tiene a sus espaldas una más que considerable carrera literaria, porque ha sido fiel a sus principios, ha escrito la historia que tenía en mente sin pensar si sería aceptada por el público. Pero también admiro la valentía del Jurado del XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz, porque creo que es complicado primar la calidad sobre la rentabilidad, a fin de cuentas las editoriales son empresas y buscan ganar dinero.

El mapa de las viudas es una novela arriesgada, valiente, que cuenta la vida de una mujer que murió tras un trágico suceso, pero cuyo cuerpo siguió existiendo dando cobijo a dos personalidades diferentes y completamente antagonistas. Una historia compleja, con una narración que le va a la zaga y unos secundarios de lujo que nos harán viajar desde la perplejidad a la admiración.

Sobre la protagonista, Eleonora Maler, dice: El autor ha dotado a la protagonista de una complejidad límite, de una doble personalidad que convive en un mismo cuerpo, una cuerda y la otra ida, en un momento de la narración la cuerda nos explica porque decidió quedarse cuando lo mejor hubiera sido irse. La lucha de ambas personalidades aunque no es patente para el lector si que nos la relata la cuerda cuando coge las riendas. Sin duda Eleonara es un personaje fascinante que se queda en la mente del lector mucho después de haber terminado la lectura. Se gana un sitio de honor en ese grupo reducido de protagonistas que perduran en la memoria y se hace un hueco en el corazón de quien se acerca a su historia.

EL MAPA DE LAS VIUDAS: PALABRAS DE ENRIQUE GARCÍA FUENTES

Jaime Álvarez Buiza, David Benedicte, Paloma Morcillo,
Daniel Dimeco y Enrique García Fuentes

Quiero agradecer a toda la ciudad de Badajoz por el inolvidable martes 23 de abril de 2013, Día del Libro y en cuya tarde tuve la enorme felicidad de presentar en sociedad mi novela El mapa de las viudas en las Casas Consistoriales de la Plaza Alta. Además, quiero expresar mi especial gratitud al profesor Enrique García Fuentes, colaborador habitual en el diario Hoy de Extremadura, responsable de presentarnos (a la novela y a mí) y cuyas palabras de enorme cariño, respeto y conocimiento acerca de la obra y de su personaje protagonista, reproduzco a continuación:

Si no me he documentado mal, es evidente que, pese a no gozar todavía del favor de gran público, no estamos ante un recién llegado al mundo de las letras en el caso de Daniel Dimeco, flamante ganador del XVI Premio de NovelaCiudad de Badajoz que hoy presentamos. Argentino de nacionalidad, italiano de ancestros, Dimeco lleva residiendo en Madrid desde 2002. Según leemos en su jugosa página web, posee un Master en Gestión Cultural por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, de Madrid; es Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires y ha trabajado en las embajadas de Argentina en Copenhague, ante la Unesco y en Madrid.

Pero como lo que nos interesa aquí es su filiación literaria, detengámonos brevemente en hacernos eco de su actividad teatral antes de centrarnos en su novelística, porque nuestro autor posee un sólido bagaje en este cada vez más olvidado ámbito. Como autor, parte de su producción ha podido verse en teatros como el “María Guerrero”, de Madrid, participando en las obras colectivas Los otros niños y Ojos de sal y a su nombre figuran títulos como El ángel azul (Editorial Círculo Rojo), ganador del Premio de Teatro Mínimo Rafael Guerrero, de 2008; Mirando pasar los trenes, Premio de Autores Nacionales Teatro “El Búho” el año 2009 allá en su país natal y La mano de János (editada por el Patronato de Cultura del Ayto. de Guadalajara el año 2011, tras obtener el año anterior el prestigioso Premio de Teatro Antonio Buero Vallejo. Como director, ha llevado a escena la obra ¿Son los días felices?, que se estrenó en la capital el año 2005. Su actividad le ha llevado también a compilar obras de teatro breve para la Escuela de Interpretación “Jorge Eines”. 

El mapa de las viudas
Premio de Novela Ciudad de Badajoz 2012
Algaida Editores 2013
En el ámbito de la narración, cuentos suyos han conseguido también importantes galardones, y en el campo de la novela larga, Dimeco publicó en Barrio de Maravillas, en colaboración con la Junta de Castilla y León el año 2011, y tras haber sido premiada con el Fray Luis de León de Narrativa el año anterior, La desesperación silenciosa. Hoy, de la mano de la editorial sevillana Algaida nos llega esta de El mapa de las viudas, de la que sabemos que también, en su momento, fue finalista del prestigioso PremioClarín de Novela allá en Argentina. El mismo autor, en una entrevista reciente, ha declarado:

“Los premios siempre me han servido de incentivo para continuar en una lucha solitaria”

desde estas palabras, he de decir que, con El mapa de las viudas, se nos ha presentado una ocasión perfecta para que lo vayamos acompañando en una andadura que ansiamos fructífera y definimos ya como esperanzadora.

Me permito asirme a esa entrevista a la que aludía, más que nada porque en ella se revelan algunas claves que van a servirme para presentar esta novela ante ustedes, sintiéndome más seguro del terreno sobre el que piso. En primer lugar porque descubre algunas preferencias literarias que hay que tener muy en cuenta a la hora de dilucidar los parámetros de su escritura: 

“me fascina el universo sombrío de William Faulkner, el despiadado de Cormac McCarthy, las descripciones únicas de John Banville, la hondura psicológica de Fiodor Dostoyevski, la dureza contemporánea de Sofi Oksanen, que escribe como a golpe de cincel, el Coetzee de La edad de hierro u Hombre lento…”
y remata diciendo:

“son autores de páginas duras, de desaliento, escritores capaces de ahogar a los lectores con sus palabras”.

Ya les anuncio que El mapa de las viudas no es una novela de digestión fácil; es más, me permito felicitar efusivamente al jurado de este premio por su valentía a la hora de galardonar un texto rudo y exigente, en absoluto complaciente con modas al uso ni con modos consagrados. Se trata, además, de un reconocimiento que sanciona afirmativamente otra preclara declaración de nuestro autor:

“me interesa mucho el lado perverso y oscuro que todos tenemos y escondemos, felizmente, junto a las buenas maneras y a la corrección política”.
David Benedicte (Poemarx), Paloma Morcillo
y Daniel Dimeco (El mapa de las viudas)
Cuando hace ya algunos años el mismo Dimeco daba noticia de un trabajo futuro: 

“he acabado de escribir una novela que, siendo fiel a mi escritura, trata de la locura y de cómo la sociedad, o sea todos, tapamos y encubrimos verdaderos horrores”

nos cabe perfectamente pensar que se refería a la novela que hoy tenemos entre manos, porque mucho de lo aquí dicho sostiene esta trama tan trabajada y, por encima de todo, la experiencia de un personaje llamado a ser inolvidable.

Como está muy bien redactado y, sobre todo, no levanta excesivamente el argumento de la novela, me remito al texto de la contraportada de su envoltura para revelar un poco el trasunto de la misma:

“A finales del verano de 1960, una serie de asesinatos en la ciudad de Stralsund, al norte de la República Democrática Alemana, agudizan la locura de Eleonora Maler. En ella conviven dos existencias paralelas: la mujer que fue hasta terminar la guerra y la personalidad que se originó una trágica noche de 1945. Pero ambas, la cuerda y la enajenada, son una, comparten el mismo cuerpo y viven una vida común, acompañadas de una niña que arrastra su propia desdicha. En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund.”

No es la fría ciudad pomerana un espacio usual para la ubicación de un relato; hay una explicación, sin embargo, perfectamente concluyente al respecto y la da nuestro propio autor:

“me atrae muchísimo el universo nocturno y frío del Norte de Europa y siempre me he sentido muy bien en esos países, ya sea viviendo en ellos o “viajándolos”.

Ni sé (ni me importa) si Daniel Dimeco ha estado realmente en Stralsund; sí les puedo garantizar que buena parte de la onomástica empleada (sobre todo la que se refiere a los monumentos, la iglesia de San Nicolás, por ejemplo) es absolutamente fiel a la realidad y en más de una ocasión ese frío del Norte de Europa que, desde Escandinavia, atraviesa el Báltico y convive con los habitantes de la ciudad portuaria, adquiere un relevante protagonismo dentro de la novela. Lo verdaderamente relevante es el hecho de que la acción aquí narrada casa perfectamente en los límites del escenario elegido: una ciudad pequeña, casi aislada, que para algunos es el eslabón necesario para más altos cometidos y puestos y para otros el perfecto lugar donde pasar desapercibidos y purgar por sus culpas.

Prof. Enrique García Fuentes

Del mismo modo, para situarnos perfectamente en una realidad del todo contrastable, son ciertas y documentadas las referencias a personajes históricos que pueblan el texto, desde las incidencias de la toma de la ciudad por parte de los soviéticos al final de la Segunda Guerra Mundial, con lo que queda bajo sus auspicios, hasta las menciones expresas a los presidentes de la RDA como Pieck, Ulbricht y los diferentes avatares de cada uno.

Era perentorio referirnos a la veracidad del entorno real, social, político, económico, etc. donde se desarrolla la acción porque ésta en buena parte se sostiene en la confrontación entre esa realidad “real” que todos conocen y en la que viven y la realidad particular, deformada y propia en que se ubica la protagonista. 

Ponderaba yo hace unos instantes la valentía del jurado al premiar una novela de escritura no tan convencional como es ésta. Al modo de cómo hemos de proceder con su admirado Faulkner, conviene estar atento desde el principio, pues en los primeros capítulos de nuestro relato ya se describen las claves que lo van a ir explicando. Con todo, no será hasta que comprendamos su transcurso cuando se nos hagan manifiestas todas esas claves que ahora sí podemos ir interpretando correctamente. El mapa de las viudas es una novela cuyo narrador (que no escritor) es anormal; la narración en tercera persona, de manera pretendidamente fría y casi testimonial, se rompe abiertamente en su capítulo 13, cuando se da explícita noticia de la muerte de Hitler, y será cuando Eleonora toma activamente la voz y la narración pasa de la tercera a la primera persona. En este crucial capítulo descubrimos qué fue lo que realmente ocurrió y nos explicamos el desdoble al que hemos sido sometidos lectores y protagonista principal. Desde ese momento es como si Eleonora viera a otra Eleonora. Tras lo sucedido, ha perdido el control de sí misma, ha dejado de ser ella, y sufre, sin asumirlas, las consecuencias del tremendo trauma que ha padecido y de sus monstruosas secuelas posteriores.
Irremediablemente enganchados al alucinante comienzo de la novela, con ese irresistible episodio del murciélago (símbolo, quizá, de la culpa y de la infamia) metiéndosele por las venas camino del corazón a la protagonista, no podemos más que dejarnos llevar por esta angustiosa peripecia de una mujer terriblemente desgraciada que recrea a su modo y desde sus peculiares circunstancias la confusa realidad en la que vive. Sólo a medida que vamos avanzando logramos componer este puzzle de piezas sueltas y así asumir la magnitud de la tragedia que el personaje se sitúa.

Obsesionada por ella, la vida y las personas pasan por Eleonora sin dejarle repercusión ninguna. Aunque actúe en muchos casos como testigo directa de los sucesos que ante nuestros ojos aparecen, como conversadora activa y hasta lúcida en determinados pasajes dialogados de la novela, Eleonora todo lo olvida acto seguido; sólo vive para su hija, Annette, a la que, contra viento y marea, busca proteger de los murciélagos y del terrible mundo exterior que se empeña en conseguir que la niña no vea. La realidad orbita por su vida y ella vive ajena a ella; no es consciente de las circunstancias sociopolíticas que la rodean, ni siquiera de los sucesos que a su lado mismo acontecen. En muchos momentos del relato se nos hace explícita esta situación:

“Ella se pregunta por el presidente Pieck. ¿Quién es el presidente Pieck? Escudriña en su memoria. ¿Qué es lo que preside el Presidente Pieck? Casi nunca sabe de qué le habla esta señora; todo el tiempo, la mujer de Groß le menciona personas, apellidos de familias, parentescos… pero ella no atina a descubrir sus caras. ¿Pero quién es el presidente Pieck que tanto altera a la señora Groß? ¿Presidente de qué? No conoce a ningún Pieck.”

o, más adelante:

“Los de la Stasi vigilan a todo el barrio, Eleonora, conocen todos nuestros movimientos. Nos tienen controlados.

-¿Stasi? ¿Qué es eso?

-¿Tampoco sabes lo que es la Stasi? No existe un solo alemán que desconozca qué es la Stasi…

-No sé qué es la Stasi.

-Es el Ministerio para la Seguridad del Estado.

– ¿¡La Gestapo!?

-No exactamente, pero se parecen.”

y, por cierto, de qué manera tan implacable hacen los aludidos buena la comparación. Es un terrible episodio donde se muestra con toda crudeza la despiadada crueldad de la Stasi; tras asesinar impunemente y a sangre fría a uno de los personajes de la novela, uno de los criminales se fija en unas plantas que Eleonora tiene en su ventana y con toda candidez le espeta:


“Por cierto, los brezales están que revientan de flores, ¿cada cuánto tiempo los riega?”

Pero a lo que vamos, Eleonora todavía cree vivir en la Segunda Guerra Mundial; para ella es como si el mundo se hubiera detenido aquella terrible noche:

“Los vecinos se quejan de que por la radio no informan qué es lo que está sucediendo en el país. Nadie sabe si la guerra ha terminado o no, o, más bien ella no lo sabe. La gente murmura que Alemania se enfrenta a una catástrofe y que las potencias aliadas se van a tirar en picado sobre el país como los buitres encima de la carroña (…) todas las cosas van a escasear en cuanto Alemania firme la capitulación” 

se dice en otro momento de la novela. Y es que Eleonora es una mujer escindida; literalmente partida en dos, superviviente a medias y a su pesar de un trauma demoledor. Eleonora vive en 1960, pero lleva muerta desde la noche del suicidio de Hitler. Si no estuviera tan degradada últimamente la expresión, diría que Eleonora es una muerta en vida que suplanta su resignada existencia actual por medio de empeñarse en unir sus actuales miedos y sinsabores con su existencia anterior, pero tratando por todos los medios de superar, inútilmente, la desdicha que la dejó en la situación en que la encontramos. Sólo esa extraña relación con su más que extraña hija colma la depauperada vida de nuestra protagonista; y no es una relación fácil, en absoluto, como no lo son, por regla general, las que se establecen entre madres e hijas. El propio autor lo recuerda en otro sitio: 

“Las relaciones humanas son difíciles, lo sabemos todos. Y las relaciones entre madres e hijas mucho más. Además, cada relación madre-hija se asienta en códigos completamente desconocidos para los demás, lo mismo ocurre en una pareja. Pero entre una madre y una hija existe un acercamiento o un alejamiento con rasgos de dulzura y crueldad en partes iguales. Dulzura en cuanto al amor y crueldad en cuanto al dominio y al intento filial por zafarse de ese dominio y de alejarse del modelo materno. La lucha puede ser cruenta.”
Y aquí, por las especiales circunstancias que la condicionan y la hacen tan especialmente traumática, el lector descubrirá la certeza implacable de este aserto. 

Termino lamentando, sin embargo, la poca confianza del autor, que pese a estar perfectamente avalado por la tradición decimonónica y de comienzos del XX, no se ha atrevido a titular la obra con el nombre de su inolvidable protagonista. Ha optado, sí, por un título enigmático y llamativo (lo que es del todo encomiable), pero hubiera deseado la valentía de llevar a Eleonora hasta el nombre mismo de la novela, porque es bien cierto que Daniel Dimeco ha creado un personaje destinado ya a quedar no sólo como referencia inmediata de esta obra, sino entre los inolvidables de la gran literatura.

Y, por cierto, quiero dejar patente también mi sana envidia por los lectores y el jurado del mencionado premio Clarín por haber sido capaces de encontrar novelas superiores a esta de El mapa de las viudas con la que nosotros tanto hemos disfrutado.

ELEONORA MALER EN EL CONSISTORIO DE BADAJOZ

@Marina Abramovich

Eleonora Maler, la protagonista de mi novela El mapa de las viudas (Algaida Editores), me acompaña a Badajoz donde mañana, martes 23 de abril, Día del Libro, a las 20.30 horas, la presento en sociedad en el Consistorio de la ciudad que la honró con el Premio de Novela Ciudad de Badajoz 2012.
A finales del verano de 1960, una serie de asesinatos en la ciudad de Stralsund, al norte de la República Democrática Alemana, agudizan la locura de Eleonora Maler. En ella conviven dos existencias paralelas: la mujer que fue hasta terminar la guerra y la personalidad que se originó una trágica noche de 1945. Pero ambas, la cuerda y la enajenada, son una, comparten el mismo cuerpo y viven una vida común, acompañadas de una niña que arrastra su propia desdicha. En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund.

EL MAPA DE LAS VIUDAS

Premio de Novela Ciudad de Badajoz
Edición: Algaida Editores
ISBN: 978-84-9877-903-5
Año de edición: 2013
Género: Novela

A finales del verano de 1960, una serie de asesinatos en la ciudad de Stralsund, al norte de la República Democrática Alemana, agudizan la locura de Eleonora Maler. En ella conviven dos existencias paralelas: la mujer que fue hasta terminar la guerra y la personalidad que se originó una trágica noche de 1945. Pero ambas, la cuerda y la enajenada, son una, comparten el mismo cuerpo y viven una vida común, acompañadas de una niña que arrastra su propia desdicha. En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund.
Desde el 16 de abril
se puede comprar en los puntos de venta de España
El mapa de las viudas también en ebook vía Algaida Editores
El mapa de las viudas quedó entre las diez novelas finalista (de un total de 526) en el Premio de Novela Clarín-Alfaguara 2012.

EL MAPA DE LAS VIUDAS

La noche de anoche, en un giro veloz, como el que hacen los murciélagos en sus vuelos nocturnos, se tornó especial.
Una inesperada llamada desde el Palacio de Cristal del Hotel Río de Badajoz quebró el ritmo para comunicarme que mi obra El mapa de las viudas había sido elegida por el Jurado presidido por el escritor bilbaíno Fernando Marías como la ganadora del Premio de Novela Ciudad de Badajoz 2012.
De repente escuché los aplausos de los asistentes a la gala y descendió la emoción. En una ráfaga de tiempo vi que Eleonora Maler, la protagonista de la novela, la mujer calvita y loca, estaba de pie en medio de una calle de Stralsund, desconcertada, sin saber lo que pasaba… Me habría encantado correr hasta ella y abrazarla.