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Emma Suárez y Carmelo Gómez
Fotograma de El perro del hortelano
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Esta obra de Lope, llevada al cine por la directora Pilar Miró en 1996, tiene reminiscencias de los años jóvenes de la existencia del autor, como podemos ver en el siguiente ejemplo.
Curioso -y con bastante paralelismo respecto a la actualidad- es el enredo en el que un joven Lope, al que sus protectores habían dejado de costearle los estudios sacerdotales por su vida de galán, se mete, prendado de Elena Osorio. Escribe piezas para la compañía teatral del padre de la amada -la “Filis” de sus versos- a cambio de que ella aceptase sus favores. Ante las pretensiones de medrar de la Osorio, que se empareja con un noble, el desairado Lope llena la Villa y Corte de libelos contra ella, recreando la situación en la su comedia Berlardo furioso. Denunciar la connivencia de la relación de Osorio con el sobrino del cardenal Granvea le conduce a la cárcel y, tras reincidir, al exilio de Castilla. Para entonces, Elena Osorio quedaría ya en el olvido del contumaz donjuán, que se casaría al poco tiempo con Isabel de Urbina.
La obra
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Carmelo Gómez es Teodoro en la adaptación cinematográfica |
Tristán, lacayo de Teodoro, aconseja a su señor que evite enfadar a la condesa intentando enamorar a Marcela, lo cual se consigue “venciendo la imaginación”, venciendo la “arquitectura” que envuelve a las mujeres a base de vestidos y afeites. En mal lugar anda colocado el gentil secretario, entre el “deber” de complacer el capricho que su señora siente por él y el amor que siente por su par:
Estos tres fragmentos escogidos nos dan una idea de los astutos tejemanejes que empleará la aristócrata para conseguir el amor de Teodoro y convertirlo en su marido. Eso sí, cuando esté debidamente elevado de categoría social tras la artimaña de convertirlo en el hijo ilegítimo del viejo conde Ludovico. A la par, vemos cómo la historia acaba desembocando en un “happy end” donde cada cual procede a casarse con su igual.
El deseo carnal prohibido entre una dama y su secretario, las idas y venidas sentimentales entre ambos, va tejiendo una historia que disecciona a la perfección el corazón humano y los caprichos de éste. Pese a ser una historia que trasciende lo establecido y es atemporal, tendrán que pasar dos siglos para que El perro del hortelano vuelva a ser restrenada. En 1806, sube al Coliseo de la Cruz, en Madrid, con un éxito rotundo que le permitirá ser una de las obras más representadas del autor.
El autor
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Retrato de Lope de Vega (wikimedia/D.P.) |
Félix Lope de Vega y Carpio (Fénix de los Ingenios Españoles) es uno de los más altos y prolíficos exponentes del Siglo de Oro español. Autor de una infinidad de obras teatrales, novelas, poemas épicos y didácticos y de comedias, nació en Madrid en 1562 y murió en la misma ciudad setenta y tres años más tarde.
En su tiempo, Lope fue lo que hoy, con frivolidad, calificaríamos de verdadero creador de avant-garde, ya que a él le debemos que abriera a golpe de excelente escritura nuevos caminos teatrales, acordes a la época, en los que mezcla la tragedia con la comedia. Caminos que más tarde transitarán otros dramaturgos contemporáneos y herederos suyos, tanto en España como en Europa. Él es, también, el responsable de la llamada comedia de capa y espada.
Se rumorea que Lope de Vega podría haber sido hijo de la reconciliación entre sus humildes padres. Los devaneos amorosos del padre, natural de Cantabria, lo habrían conducido hasta Madrid, hasta donde se desplazó la madre del escritor, cuando éste aún no existía, para arrancar de los brazos del pecado a su marido. Si eso es tal como se contaba en los corrillos de la Villa y Corte, quizás explicaría la razón de los celos como uno de sus temas preferidos, cuyo basamento de inspiración esté asentado en su propia infancia, observando la relación entre sus padres.
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Emma Suárez como la Condesa de Belflor Fotograma de la película |
Si bien es cierto que estudió cuatro años en la Universidad de Alcalá de Henares, como fiel portador de los genes paternos, a Lope dejaron de costearle los estudios por mujeriego, detalle que, además, lo inhabilitó durante mucho tiempo para el sacerdocio, viéndose obligado a emplearse como secretario de aristócratas como el marqués de Navas o el de Santa Cruz de Mudela. La era que le tocó vivir a Lope de Vega fue, principalmente, la de los reinados de Felipe II y Felipe III de Habsburgo, la misma que a Luis de Góngora y al más joven Francisco de Quevedo.
A partir de 1614, Lope se entrega en parte a la vida religiosa, ordenándose sacerdote a raíz de la muerte de varios de sus hijos y de la de su segunda mujer. Y digo en parte porque acabará sus días escandalizando a la sociedad madrileña al amancebarse con la bellísima Marta de Nevares, una mujer culta y casada con la que tendría a su última hija y por la que tanto sufrió su amada que quedó ciega, muriendo loca en 1628. ¿Hijos? Como sus obras, los tuvo en grandes cantidades, legítimos e ilegítimos. Su favorito, Carlos Félix, moriría a los seis años, dejando devastado a su padre.
Listar las obras de Lope es un trabajo casi interminable, por lo tanto nos damos por satisfechos con algunas de ellas: Fuenteovejuna, Las almenas de Toro, La dama boba, El caballero de Olmedo, El mejor alcalde el rey, Las bizarrías de Belisa o su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (texto ensayístico en verso) entre muchas otras más
La directora
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Pilar Miró (foto: RTVE/periodistas-es.org) |
Pilar Miró Romero nació en Madrid en 1940 y bajo su batuta dirigió películas que marcaron toda una época: El crimen de Cuenca, Werther o Beltenebros, entre otras, además de la que nos interesa aquí. Miró escribió guiones para televisión y estuvo al frente de Radio Televisión Española desde 1986 hasta 1989.
El perro del hortelano va a ser la última película que dirija la realizadora madrileña antes de su fallecimiento, a causa de un infarto, un año después del estreno de la película. Me arriesgo a decir que Pilar Miró, la condesa de Belflor y el propio Lope de Vega estaban unidos por la nada original inclinación por los amoríos apasionados y los vaivenes en sus relaciones. Diego Galán, quien escribió una biografía sobre la directora madrileña, cuenta una anécdota divertida, aunque no para todos los implicados en el hecho. Dice Galán que una vez Miró envió a casa de su amado una carta que cayó en manos de la esposa de éste. La mujer pidió explicaciones a Pilar Miró quien habría respondido: “No tengo por qué hablar contigo de mi vida privada”.
Pilar Miró, como las damas rebeldes del Barroco, se abrió paso con seriedad y profesionalidad en una sociedad machista que nunca vio con buenos ojos que estuviera al frente de un ente público como RTVE o que jamás dijera quién era el padre de su hijo. Luchadora por los derechos de la mujer sin hacer gala de un feminismo recalcitrante, sigue siendo un referente de calidad en la cinematografía española posterior a la muerte de Franco.
La película
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Emma Suárez y Carmelo Gómez Fotograma de la película |